Monday, May 01, 2006

Fragmento de justificación

"Pero, con todo esto, me parece que el traducir de una lengua en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés; que aunque se veen las figuras, son llenas de hilos que las escurecen, y no se ven con la lisura y la tez de la haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio, ni elocución, como no le arguye el que traslada, ni el que copia de un papel en otro papel."
Don Quijote, parte segunda, capítulo LXII

"―Pues yo le tengo en italiano ―dijo el barbero―; más no le entiendo.
―Ni aun fuera bien que vos le entendiérades ―respondió el cura―; y aquí le perdonáramos al señor Capitán que no le hubiera traído a España y hecho castellano; que le quitó mucho de su natural valor, y lo mesmo harán todos aquéllos que los libros de verso quisieren volver en otra lengua: que, por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer nacimiento."
Don Quijote, parte primera, capítulo V

¿Cuántas veces se ha dicho que la traducción es una tarea destinada a fracasar, que el texto traducido pierde la belleza del original? Según estas ideas, el traductor debe saberse derrotado desde un principio y, sólo después, comenzar el trasvase del texto de un idioma a otro, siendo siempre fiel al original. Su objetivo debe ser aproximarse al texto en lengua de partida hasta dejar una distancia mínima, pero jamás debe pretender tocarlo, debe tener la certeza de que nunca lo logrará.

Algo similar sucede en el mundo matemático con el cálculo integral, que intenta medir el área bajo la curva mediante la suma de rectángulos cuya superficie tiende a cero, ya que mientras más pequeños son, mayor es el espacio que abarca el total de las áreas. Sin embargo, puesto que la superficie de los rectángulos jamás llega a cero ―ya no sería una superficie―, éstos no alcanzan a cubrir el área total bajo la curva, siempre quedan espacios sin valorar. Así se ha visto a la traducción, como una integral, que deja huecos sin considerar, que puede acercarse mucho, pero jamás alcanzará el grado de sublimación del original.

4 comments:

Vivero said...

Acerté!... tras días a la caza de un blog interesante, en español, encontré uno... Date por atrapada en mis enlaces favoritos (ligas, creo que dicen por ahí; a mi me resulta un poco erótico, no sé por qué) y en mi nonato blog (eso no te aportará ni una sola visita: tengo el rincón más vacío de la blogosfera).

Me ha encantado la metáfora de la integral, si se mira desde la lengua, o el isomorfismo de la traducción, si se hace desde las matemáticas. Pero no es verdad. La integral de Riemann traduce exactamente el área bajo la curva determinada por una función integrable. No consiste en la suma de un número finito de rectángulos, sino en el límite (o el extremo superior e inferior, según lo describas) al que tiende la suma de todos los conjuntos de rectángulos inscritos y circunscritos.

Es la magia del paso al límite (o del ínfimo y supremo), que consigue el paso a la perfección de un conjunto de aproximaciones. Si fuera sólo una aproximación, poco mérito añadiría a Newton y a Leibniz, y a su antecesor Arquímedes, que fue el que de verdad inventó ese paso a la perfección con su método de "exhaución".

Pero creo que tu comparación sigue siendo afortunada: algunos traductores consiguen la magia del "paso al límite", y reducen a cero la diferencia. Quizás eso distinga a un buen traductor de otro malo; al malo se le ven las rebabas de los rectangulitos.

Cordiales saludos de un malhablante que espera seas indulgente con su gramática... ¡no me multes, por favor!

Mariposa said...

Querido Vivero:

Te agradecería mucho que no asistieras a mi examen profesional y desmintieras ahí mi metáfora. Qué interesante la explicación que me has dado sobre las integrales; prometo ponerme a investigar en cuanto tenga un poco de tiempo.

De cualquier manera, yo me quedé en lo que me decía el maestro de matemáticas de la prepa, y luego estudié una licenciatura en traducción, así que mis conocimientos matemáticos son rudimentarios. Era sólo una pretenciosa manera de incluir a mis papás, ambos actuarios, en mi tesis.

Sin embargo, yo me refería a que la traducción se ha visto como una integral, pero no lo es. La traducción es una transferencia.

Bueno, vivero, tengo que irme, tengo poco tiempo, pero te escribiré pronto y con más calma. estoy aprendiendo a usar los blogs: no sé cómo visitar el tuyo.

Saludos.

Vivero said...

A lo mejor me excedí en mi comentario y me quedó... ¿cómo se dice?... ¿arrogante? Si es así, te ruego que me perdones. Mis conocimientos de mates tampoco exceden tanto a los de la preparatoria, es sólo que me apasionan. Ya me gustaría tener los de un actuario, con lo que me gusta la probabilidad. Aunque lo que hace divertida una materia es precisamente no dominarla, y descubrir algo nuevo cada día.


Respecto a lo de visitar mi blog, espero que valga la pena algún día, pero hoy por hoy es un solar (lote en México, creo; también en algunos lugares de España) vacío. Así que no te apresures, por favor.

VicZesaTTi said...

Hola mi querida autoridad electro-gramatical. Tuve la oportunidad de conocer tu analogía entre la matemática y la traducción en papel y en tu presencia. Mi admiración al respecto no cesa, creo que sí existe un rasgo que puede definir el caracter profesional de una persona es en su propia percepción de su profesión.

Definitivamente eres una traductora que le apasiona su arte y busca hacer de una simple profesión (simple??) una verdadera expresión artística que deje una pincelada inconfundible de su autor, pienso que está haciendo de tu profesion el gran retablo de flandes cuya grandesa siempre inspira, impacta e invita a la reflexión.

Me encanta tu pasión profesional, no cambies.