Friday, January 25, 2013

La calle Patricio Sanz


¿Te has dado cuenta de que la escritura y la pronunciación del español son muy cercanas? A diferencia de otras lenguas, como el inglés y el francés, cuya escritura no siempre se acerca a la pronunciación de las palabras (a veces no se puede saber cómo debe decirse una palabra a partir de su escritura), en español son pocos los casos en los cuales necesitamos saber que la combinación de ciertas letras se lee de una manera distinta a como se escribe (el caso del dígrafo ch, la combinación de las letras g, u y e, que dan como resultado un sonido suave de la g…). Podemos decir que en español, una gran parte de las palabras se dice como se escribe (o viceversa, en realidad).

Pues bien, a pesar de esta hermosa característica del español, hay palabras que pronunciamos equivocadamente, pues nos alejamos de su grafía. Una de ellas, que observo mucho últimamente, es el nombre de la calle Patricio Sanz. Probablemente por confusión con otros apellidos, mucha gente pronuncia una e y una i que no se encuentran en el nombre de la calle. El nombre no es ni Patricio SaEnz, ni Patricio SaInz. En el primer caso, la unión de las vocales fuertes a y e crearía un hiato (unión de dos vocales que se pronuncian en sílabas distintas), el cual nos obligaría a dividir la palabra en dos sílabas (Sa-enz), la primera de las cuales sería la tónica, de forma tal que se volvería una palabra grave terminada en z, por lo que necesitaríamos acentuarla (Sáenz). En el segundo, la palabra es un monosílabo, así que no necesita tilde.

¡Pero para qué complicarnos la vida! La palabra es SANZ, sin una sola letra más. No agreguemos vocales que no se encuentran dentro de esta palabra. No pronunciemos ni SáEnz ni SaInz. Ambos apellidos existen, pero ninguno de ellos pertenece al nombre de esta calle.

Thursday, January 17, 2013

¿Puede prometerse lo que se jura?

¡Estoy de regreso! Después de años de no atender mi blog, he decidido volver para apuntar mis observaciones sobre español. Intentaré escribir textos cortos pero más frecuentes.

La nota de hoy tiene que ver con dos verbos que se confunden fácilmente, a pesar de que tienen un significado muy distinto: prometer y jurar. A veces se utiliza el primero para sustituir al segundo. Me pregunto si esta sustitución se debe a motivos religiosos o a una verdadera confusión de los significados. En cualquier caso, veamos la diferencia.

Según la RAE, el verbo prometer, en su primera acepción, significa "obligarse a hacer o decir algo", mientras que jurar quiere decir "afirmar o negar algo, poniendo por testigo a Dios, o en sí mismo o en sus criaturas" (extraña redacción de la Academia).

He ahí la diferencia entre el significado de los dos verbos. Prometer significa obligarse a sí mismo a que realizará una acción futura: "Mamá, te prometo que me voy a portar bien". Una promesa implica el compromiso del hablante sobre algo que tiene la capacidad de modificar en el futuro. Entonces, es imposible prometer un hecho pasado o un hecho que nada tiene que ver con nosotros mismos. Es incorrecto decir "te prometo que así fue", "te prometo que eso dijo", e incluso "te prometo que eso dije".

En cambio jurar se refiere a afirmar algo de la manera más contundente posible: "Te juro que eso dijo". Se puede jurar hechos pasados, presentes o futuros. El juramento tiene un alcance más amplio, pues, y se juran cosas que tienen que ver con uno mismo ("te juro que te estoy diciendo la verdad") o con los demás ("te juro que él es el culpable"), pues significa afirmar, asegurar o garantizar lo que se dice.

A las personas que por motivos religiosos no deseen jurar algún hecho, les recomiendo el uso de los verbos que acabamos de mencionar, garantizar y asegurar.