Tuesday, May 26, 2015

Desde hace 7 meses nos faltan 43

No quería que el día pasara inadvertido: desde hace siete meses nos faltan 43 estudiantes, que representan las frecuentes desapariciones forzadas que se sufren en México. Desgraciado gobierno. Desde aquí acompaño a los padres. Ni perdón ni olvido, nos faltan 43.

Friday, May 22, 2015

A mí no me apresuren a comer

Ayer fuimos a comprar el material para las invitaciones al cumpleaños de Víctor. Era la hora de la comida (acá se come de 12:00 a 2:00), y pensamos que podíamos aprovechar para comer fuera siempre y cuando no gastáramos mucho. Las opciones eran las hamburguesas del payaso con sonrisa ridícula, un restauarante de bagels adornado muy al estilo Nueva York o un pequeño bistrot que, bueno, no tenía un aire maravilloso, pero me hacía sentir más cómoda. Adivinen mi elección.

Pero aunque seguro adivinaron, me voy a permitir explicarla porque estuve reflexionando al respecto. Al restaurante de ese payaso ya no voy nunca. Nunca. Fui, es cierto. Me atrevo a decir que pocas veces, pero siempre es demasiado, como dice Jovic. Pero no voy por convicción. No voy porque pretendo ser congruente. No lo soy, pero lo intento. Ese restaurante representa muchas de las cosas que a mi juicio están mal en el mundo. No puedo ser tan indolente y sentarme en sus mesas a comer su avaricia, su maldad, su falta de interés por las sociedades, su descuido por la alimentación. Hay que tener principios.

Hago aquí un paréntesis. Por la misma razón dejé de tomar Coca-Cola. Y ahí sí era una adicción: tomaba, por lo menos, un litro de Coca-Cola Light al día. Recuerdo que alguna vez mi suegra me dijo: "a ti te queda muy bien la canción de Benabar: 'il combat avec virulence l'impérialisme américain, qu'il attaque sans complaisance, un coca light à la main'". Ah, cómo me dolió.

Bueno, pero ayer. Me puse a pensar por qué no quería entrar al restaurante de bagels. Para mí, un bagel no es comida (así como para Emilia la gelatina no es postre, opinión que comparto, por cierto). No, a mí me gusta sentarme con calma, tomar un aperitivo y botanear, platicar, una entrada, un vino, un plato fuerte... Miren, hasta decirlo toma su tiempo, y eso que no pedimos postre (siempre pedimos menú de entrada y plato fuerte, nada más). En cambio, un bagel. Comer un bagel. -¿Qué comiste? -Un bagel. Nah, no es lo mío. Ayer comí una entrada de salmón con surimi, ensalada de lechuga con vinagreta, pescado en salsa de cítricos y dos copas de vino rosado. Mh, estuvo rico. Todo acompañado de Jovic y su sabrosa conversación.

Y pensé en que a mí no me gusta que me apresuren para nada. Pensé que disfruto más hacer las cosas lentamente, lentamente. Creo que ésa es una de las razones por las que Facebook me tenía tan insatisfecha, porque no me gustaba mi personalidad ahí. Hay que aprender a usar las redes sociales. Yo no supe, abusé. Pero creo que prefiero no estar en un foro con 300 personas.

Bendita Francia, con su aperitivo, entrada, plato fuerte, postre, digestivo, café... Sí, no hay duda de que caí en el país perfecto para mí. 

Por cierto, hace tres días me di cuenta de algo que no he dejado de pensar: podríamos decir que llevo tres años en Francia, ¡y no he probado el coq au vin! Eso sí es un sacrilegio, qué barbaridad. 


Ya estamos de vuelta

Muchos años después, vuelvo por acá. Pero he de avisar a mis seis lectores que el título de mi bitácora electrónica ya no es adecuado: ya no soy policía gramatical, ya no me la paso poniendo infracciones por las "faltas" a la santidad del español. Creo que me bañé y me lavé muy bien lo purista, hasta que se me cayó. O al menos eso intento.  No quiero decir con esto que no noto los errores que todos cometemos, es una deformación profesional que dudo perder. No. Me refiero a que ya no quiero ser la policía gramatical, ya no quiero dictar cómo debe hablar la gente. Me gusta más oír lo que tiene que decir, sin interrupciones absurdas para señalar cómo debería decirlo.

Bueno, ésa es una de las razones, pero hay otra mucho más importante: me crecieron dos hijitos. Hace cuatro años llegaba yo a las 37 semanas de embarazo, con unos 90 kilos. Yo comenzaba a avisar a las personas que Víctor podría nacer en cualquier momento. Poco tiempo antes me habían corrido de mi trabajo, sin ninguna falta que lo justificara (me acusaron de hacker, a mí, tan avezada en las artes de la informática). No entendí nada y me dolió que me corrieran; por orgullo, claro, pero también porque el trabajo me encantaba. 

Pero uno no sabe las ventajas que puede tener un problema: gracias a eso, Jovic y yo entramos en un hermoso letargo, el de esperar a nuestro primogénito. Fue el momento más hermoso de mi vida. Tenía mi liquidación, con la que cubrí el hospital y todos los gastos necesarios. Con mis dos hijos seguí trabajando hasta el final del embarazo, y volví a empezar a menos de una semana de que hubieran nacido. Nunca supe qué es la incapacidad. Siento que me ha quedado ese cansancio, pero cuánto lo disfruté. Jovic y yo entramos en una dinámica muy animal, en que nos dedicamos a prepararnos para la llegada de nuestro hijo. Veíamos a pocas personas, nos dedicamos a que el mundo fuéramos él y yo. Después de todo, éramos el principio de un mundo, el principio de la estirpe Preciado Videgaray.

Éste es un claro ejemplo de lo que digo: mis publicaciones ya no necesariamente se referirán al español. Habrá notas al respecto, pues adoro profundamente mi idioma, pero no se sorprendan de ver mi receta de tarta de brócoli, los chistes diarios de Jovic o las puntadas de mis dos enanos. 

Tuesday, March 18, 2014

Anotaciones sueltas sobre traducción: sistemas de cortesía

Las diferentes lenguas tienen distintos sistemas de cortesía. En inglés se utiliza please para suavizar una orden ("please call Consultant Support", por ejemplo), porque no existe un pronombre (ni conjugaciones) que expresen respeto, el cual se muestra con otros mecanismos. En español, en cambio, tenemos un pronombre específico para ello: usted. Al decir "llame al Departamento de Atención a Clientes", por ejemplo, entendemos que es una invitación. ¡Ningún lector va a sentir que le estamos dando una orden de forma grosera! El modo imperativo en español puede utilizarse para hacer invitaciones. El uso constante de por favor para traducir ese please es tedioso en nuestra lengua.

De hecho, esto puede ser una violación a los actos del habla (Austin y Searle). En resumen, esta teoría afirma que con la lengua no sólo describimos el mundo, sino que también realizamos acciones. Por ejemplo, al decir "yo te bautizo con el nombre de José Agustín VI", no estoy describiendo nada, sino que doy nombre a una persona.

Pues bien, en ese caso habrá que analizar si al decir "por favor llame al Departamento de Atención a Clientes", el acto que realizamos es una petición o una invitación. ¿Acaso estamos pidiéndole un favor al lector?

Tuesday, February 11, 2014

Thursday, February 07, 2013

¿La gramática aplica o se aplica?


Esta traviesa palabrita –gramática– constituye uno de los términos más usados de nuestra industria, y muchos de nosotros no sabemos bien a bien lo que significa. La gramática es, simplemente, el conjunto de reglas combinatorias que deben seguirse para utilizar una lengua. Podemos pensar en ella como el instructivo de un idioma, así de sencillo. Cada idioma funciona con reglas distintas, lo cual nos complica las cosas a los intérpretes, traductores y lingüistas, porque si todas las lenguas siguieran las mismas reglas y sólo se cambiaran las piezas del juego –las palabras–, en realidad no habría problema alguno: sólo necesitaríamos una memoria de elefante para aprendernos el vocabulario en distintos idiomas o, mejor aún, un diccionario. Pero no, no es así de sencillo, ¡ni así de aburrido!
Para ilustrar las diferencias entre las reglas o instructivos de los idiomas, hemos pensado en un ejemplo que muestra cómo los verbos actúan de formas distintas en inglés y en español, en este caso. Pues bien, el verbo que hoy nos ocupa es aplicar. Varias cosas se han dicho respecto a este verbo, que a primera vista tan sencillo nos parece. La más común de ellas es que los significados de apply y aplicar difieren en cierto aspecto: en inglés, we apply for a position; en español, NO aplicamos para una posición (recuerdo haber oído esta oración en las oficinas de United Airlines, y me resultó tan molesta como el chillido de un gis en un pizarrón), sino que solicitamos un puesto. A pesar de la frecuencia con que oímos que alguien aplicó para una posición, para una beca o para un lugar en alguna institución educativa, este uso del verbo es absolutamente incorrecto, pues aplicar no significa solicitar. Quisiera que las negritas fueran más obscuras y gorditas; ¡cómo me gustaría colocar esta oración (¡aplicar no significa solicitar!) en una luminaria que estuviera a la vista de todo hispanoparlante!
Permítanme hacer un paréntesis. Tengo la impresión de que a veces queremos mostrar que conocemos otro idioma hablando mal el nuestro. ¡Qué pésima costumbre! Pero cuán seguido oigo oraciones como la que menciono en el párrafo anterior. ¡Cuán seguido! Y para desgracia de nuestro idioma, queridos lectores, éste es sólo un caso entre miles. Comparto con ustedes otras frases incorrectas en nuestro idioma: usar diferentes gorras (que significa usar varias cachuchas distintas, no desempeñar diferentes funciones), tocar base (que no significa consultar con alguien, sino simple y llanamente tocar alguna base, dicho de una manera que viola la sintaxis del español, pues hace falta un artículo), al final del día (que se ha vuelto sumamente común y se refiere a los últimos momentos del día, y no a lo que corresponde a un sencillísimo después de todo), etc.
Pero volvamos a lo que hoy nos atañe: el ejemplo de lo que quiere decir gramática mediante el uso del verbo aplicar. Cuando expusimos la diferencia de significados entre apply y aplicar, hablamos en un plano semántico, no gramatical. ¿A qué nos referimos? Ah, pues a que el mal uso de aplicar como solicitar tiene que ver con el significado de las palabras, no con la posición que ocupan ni con los elementos que necesitan para funcionar en la lengua. Veamos otro ejemplo para que esto quede más claro. Elegiremos un ejemplo que oímos todos los días, y que incluso es probable que hayamos utilizado hoy mismo: aplican restricciones o tus criterios no aplican. ¡Ahora sí vamos a entender qué es la gramática! Bueno, lo primero que necesitamos explicar es que, para que los verbos funcionen, necesitan un sujeto que ejerza la acción expresada por el verbo. Ésa es la primera regla, la primera instrucción del juego para poder mover las piezas que reciben el nombre de verbos. ¡Pero este juego no es tan sencillo! La segunda instrucción es que algunas de estas piezas llamadas verbos necesitan, además de un sujeto, un objeto directo. Algunos de los verbos pueden necesitar sólo un sujeto en ciertas ocasiones, mientras que en otras pueden requerir un objeto directo. Veamos un ejemplo con el verbo correr:
a)    Luz E corre todas las mañanas.
b)   Luz E corre los 100 metros planos.
En ambos casos, el sujeto de la oración es Luz E. En la oración a) no se dice qué corre Luz E, pues Luz E no corre nada, simplemente corre. Además nos dicen que lo hace todas las mañanas, pero no se puede correr a las mañanas, de forma que la frase todas las mañanas no es el objeto directo sino un complemento circunstancial. En resumen, no hay objeto directo. Los verbos que no requieren objeto directo reciben el nombre de verbos intransitivos. En el ejemplo a), el verbo correr funciona como intransitivo. En cambio, el ejemplo b) nos dice qué corre Luz E: los 100 metros planos, frase que funciona como objeto directo. Por lo tanto, en el caso b), el verbo correr funciona como verbo transitivo.
Y así como hay verbos que pueden moverse de las dos formas en el tablero –de forma transitiva e intransitiva–, también existen algunos que sólo tienen permitido uno de los dos movimientos. Regresemos a nuestro verbo: aplicarEl verbo aplicar es transitivo. Para dejarlo bien claro, la transitividad significa que un verbo de esta naturaleza necesita un objeto directo. Es decir, el verbo aplicar necesita forzosamente un objeto directo. Veamos los siguientes casos:
c)    *Aplican restricciones.
d)   *Tus criterios no aplican.
Vamos al meollo del asunto. El verbo aplicar necesita sujeto y objeto, de manera que ES INCORRECTO utilizarlo como en los ejemplos c) y d). En el primero, al decir que aplican restricciones, no sabemos quiénes aplican las restricciones. En realidad, lo que queremos es desplazar el sujeto, lo cual se puede lograr, pero con una tercera instrucción: debemos convertir el verbo en intransitivo pronominal. ¿Estamos hablando en chino? Lo único que queremos decir es que, para que esta estructura sea correcta, debemos aplicar la partícula seSE aplican restricciones. Lo mismo con el segundo ejemplo: Tus criterios no SE aplican en este caso.
Pues bien, querido lector, esperamos no haberte mareado. Ojalá que hayamos logrado dejar claro lo que recapitulamos a continuación:
  1. La gramática es el conjunto de reglas que deben seguirse para colocar y combinar correctamente los elementos de una lengua.
  2. El verbo aplicar no significa solicitar.
  3. Aplicar es transitivo, así que la oración aplican restricciones es incorrecta. Debe ser SE aplican restricciones. De ahora en adelante, no digas eso no aplica, que es un yerro gramatical, sino eso no SE aplica.
  4. La traducción literal de las frases idiomáticas no funciona más que con el sentido textual de las palabras que las componen. ¡Pero de esto hablaremos en otra ocasión!
(Luz E no corre ni los 100 metros planos ni todas las mañanas.)

Friday, January 25, 2013

La calle Patricio Sanz


¿Te has dado cuenta de que la escritura y la pronunciación del español son muy cercanas? A diferencia de otras lenguas, como el inglés y el francés, cuya escritura no siempre se acerca a la pronunciación de las palabras (a veces no se puede saber cómo debe decirse una palabra a partir de su escritura), en español son pocos los casos en los cuales necesitamos saber que la combinación de ciertas letras se lee de una manera distinta a como se escribe (el caso del dígrafo ch, la combinación de las letras g, u y e, que dan como resultado un sonido suave de la g…). Podemos decir que en español, una gran parte de las palabras se dice como se escribe (o viceversa, en realidad).

Pues bien, a pesar de esta hermosa característica del español, hay palabras que pronunciamos equivocadamente, pues nos alejamos de su grafía. Una de ellas, que observo mucho últimamente, es el nombre de la calle Patricio Sanz. Probablemente por confusión con otros apellidos, mucha gente pronuncia una e y una i que no se encuentran en el nombre de la calle. El nombre no es ni Patricio SaEnz, ni Patricio SaInz. En el primer caso, la unión de las vocales fuertes a y e crearía un hiato (unión de dos vocales que se pronuncian en sílabas distintas), el cual nos obligaría a dividir la palabra en dos sílabas (Sa-enz), la primera de las cuales sería la tónica, de forma tal que se volvería una palabra grave terminada en z, por lo que necesitaríamos acentuarla (Sáenz). En el segundo, la palabra es un monosílabo, así que no necesita tilde.

¡Pero para qué complicarnos la vida! La palabra es SANZ, sin una sola letra más. No agreguemos vocales que no se encuentran dentro de esta palabra. No pronunciemos ni SáEnz ni SaInz. Ambos apellidos existen, pero ninguno de ellos pertenece al nombre de esta calle.

Thursday, January 17, 2013

¿Puede prometerse lo que se jura?

¡Estoy de regreso! Después de años de no atender mi blog, he decidido volver para apuntar mis observaciones sobre español. Intentaré escribir textos cortos pero más frecuentes.

La nota de hoy tiene que ver con dos verbos que se confunden fácilmente, a pesar de que tienen un significado muy distinto: prometer y jurar. A veces se utiliza el primero para sustituir al segundo. Me pregunto si esta sustitución se debe a motivos religiosos o a una verdadera confusión de los significados. En cualquier caso, veamos la diferencia.

Según la RAE, el verbo prometer, en su primera acepción, significa "obligarse a hacer o decir algo", mientras que jurar quiere decir "afirmar o negar algo, poniendo por testigo a Dios, o en sí mismo o en sus criaturas" (extraña redacción de la Academia).

He ahí la diferencia entre el significado de los dos verbos. Prometer significa obligarse a sí mismo a que realizará una acción futura: "Mamá, te prometo que me voy a portar bien". Una promesa implica el compromiso del hablante sobre algo que tiene la capacidad de modificar en el futuro. Entonces, es imposible prometer un hecho pasado o un hecho que nada tiene que ver con nosotros mismos. Es incorrecto decir "te prometo que así fue", "te prometo que eso dijo", e incluso "te prometo que eso dije".

En cambio jurar se refiere a afirmar algo de la manera más contundente posible: "Te juro que eso dijo". Se puede jurar hechos pasados, presentes o futuros. El juramento tiene un alcance más amplio, pues, y se juran cosas que tienen que ver con uno mismo ("te juro que te estoy diciendo la verdad") o con los demás ("te juro que él es el culpable"), pues significa afirmar, asegurar o garantizar lo que se dice.

A las personas que por motivos religiosos no deseen jurar algún hecho, les recomiendo el uso de los verbos que acabamos de mencionar, garantizar y asegurar.