¿Te has dado cuenta de que la escritura y la pronunciación del
español son muy cercanas? A diferencia de otras lenguas, como el inglés y
el francés, cuya escritura no siempre se acerca a la pronunciación de
las palabras (a veces no se puede saber cómo debe decirse una palabra a
partir de su escritura), en español son pocos los casos en los cuales
necesitamos saber que la combinación de ciertas letras se lee de una
manera distinta a como se escribe (el caso del dígrafo ch, la combinación de las letras g, u y e, que dan como resultado un sonido suave de la g…). Podemos decir que en español, una gran parte de las palabras se dice como se escribe (o viceversa, en realidad).
Pues bien, a pesar de esta hermosa característica del español, hay
palabras que pronunciamos equivocadamente, pues nos alejamos de su
grafía. Una de ellas, que observo mucho últimamente, es el nombre de la
calle Patricio Sanz. Probablemente por confusión con otros apellidos, mucha gente pronuncia una e y una i que no se encuentran en el nombre de la calle. El nombre no es ni Patricio SaEnz, ni Patricio SaInz. En el primer caso, la unión de las vocales fuertes a y e
crearía un hiato (unión de dos vocales que se pronuncian en sílabas
distintas), el cual nos obligaría a dividir la palabra en dos sílabas
(Sa-enz), la primera de las cuales sería la tónica, de forma tal que se
volvería una palabra grave terminada en z, por lo que necesitaríamos acentuarla (Sáenz). En el segundo, la palabra es un monosílabo, así que no necesita tilde.
¡Pero para qué complicarnos la vida! La palabra es SANZ,
sin una sola letra más. No agreguemos vocales que no se encuentran
dentro de esta palabra. No pronunciemos ni SáEnz ni SaInz. Ambos
apellidos existen, pero ninguno de ellos pertenece al nombre de esta calle.
1 comment:
¡Ah, qué hermosa entrega! Al fin, después de muchos años, podré pasar por esa calle sin llenar de dudas mi cabeza. Hubo ocasiones en que creí que la Delegación Benito Juárez había equivocado el apellido del señor Patricio. Bien. Entonces: Patricio Sanz. Y san se acabó.
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